Habla sobre la frontera invisible entre el creador y la persona, establece la liminalidad constante entre la desgracia y la creación. Salimos a la calle con una manta que dice: “Esto no es arte, es mi vida” por el puro hecho de la presencia y reconocimiento propio y ajeno.
Como protesta a la explotación de las catástrofes para un propio beneficio, incluído el mío; la artista que llega a resignificar la belleza de la catástrofe, la artista que lleva a metaforizar el derrumbe y se aprovecha de la miseria humana para fines artísticos. Me pregunto: ¿si es válido? ¿Y con qué fuerza uno defiende su verdad creativa y quehacer?
Intervención a la vía pública como cierre del taller de performance impartido para la Compañía de circo contemporáneo: Mermejita Circus.
Exploraciones construidas después del Huracán Agatha.
Coordinación y acompañamientos de acciones: Laura Arellanes Vecthinova Año: 2021